¿ Pueden contraer el VIH?
Desafortunadamente, sí. La infección del VIH está incrementándose más rápido entre la gente joven. Una de cada cuatro infecciones en los EEUU ocurre entre gente joven menores de 22 años.(1) En 1993, se diagnosticaron 588 nuevos casos de SIDA entre personas de 13 a 19 años de edad, y, 3,911 nuevos casos entre los de 20 a 24 años de edad.(2) Debido a que la infección puede ocurrir hasta 10 años antes de ser diagnosticada como SIDA, esto significa que la mayoría de las personas se infectaron con el VIH durante la adolescencia o en la pre-adolescencia.
Los adolescentes están experimentando tasas exorbitantes de enfermedades transmitidas sexualmente. En California, los jóvenes entre 15 y 19 años de edad cuentan con las tasas más altas de gonorrea y clamidia que cualquier otro grupo en el estado.(3) Los expertos temen que si estas enfermedades están siendo transmitidas, el VIH también se está transmitiendo.
¿ Porqué están a riesgo?
Tomar riesgos forma parte de ser joven. Los jóvenes a veces actúan como si fueran invencibles. Ellos prueban hasta donde pueden llegar y desafían a la autoridad. Pero en esta época, el impacto al tener sexo sin protección puede ser irreversible.
Hoy más que nunca los jóvenes están teniendo relaciones sexuales a muy temprana edad, muy a menudo con diferentes parejas. Al llegar a los 20 años de edad, el 77% de las jóvenes y el 86% de los jóvenes ya han tenido relaciones sexuales.(4)
Y la mayoría de los jóvenes no usan condones con consistencia. En una encuesta llevada a cabo en 1991 entre hombres adolescentes se demostró que el uso del condón es de los más altos al inicio de la relación, sin embargo, declinan una vez que se percibe a la pareja como "segura".(5) Los jóvenes con mayor cantidad de parejas sexuales fueron los que menos usaban el condón.(6)
Los jóvenes Afro-americanos son en especial vulnerables al VIH. De los jóvenes entre las edades de 13 a 19, las mujeres Afro-americanas contaban con el 73% de los nuevos casos de infección del VIH en 1993; los hombres Afro-americanos contaban con el 48%.(2)
Los jóvenes homosexuales, los que usan drogas, los delincuentes juveniles, los que desertan de la escuela, los que no tienen hogar y los que emigran de un lugar a otro, son especialmente los más vulnerables al VIH y a otras ETS.(7)
¿ Puede ayudar la educación?
Si. Las escuelas ofrecen un marco de oportunidades para educar acerca de como se transmiten el VIH y las ETS. Sin embargo, la educación no es algo que se hace solo una vez; deberá ser un proceso contínuo, volviéndose más sofisticado a medida que los jóvenes cambian o se desarrollan. Cuando debe empezar la educación sobre VIH/ETS? Entre más pronto mejor. Se debe empezar a hablar del tema de los gérmenes, de la transmisión de las enfermedades y sobre otras precauciones básicas de salud pública-por ejemplo, lavarse las manos antes de sentarse a comer-podría servir como antesala para una futura educación en la prevención de las ETS.
Una argumento muy común en contra de los programas educativos sobre VIH/ETS es que al exponer este tipo de información sobre sexo a los jóvenes es como estar empujándolos a envolverse en actividades sexuales. Sin embargo en una revisión detallada a 23 programas con bases en la escuela reveló más bien lo contrario: los jóvenes que recibieron educación específica sobre SIDA estaban menos propensos a tener sexo, y aquellos que si lo hicieron, lo hacían con menos frecuencia y se protegían más al tenerlo.(8) Los elementos de un programa exitoso incluyen: un enfoque específico, más estrecho; instrucción acerca de las presiones e influencias que impone la sociedad que les rodea; reforzar los valores y las normas de acuerdo a la edad y la experiencia para así combatir el sexo sin protección; y promover las acitividades que ayuden a construir las habilidades necesarias para aplicar las mismas.
¿ Son las escuelas la única respuesta?
No. Las escuelas por si solas no pueden hacerlo todo. Aún quedan grandes obstáculos para lograr una buena educación sobre VIH/ETS. Algunas escuelas se rehusan a discutir el tema de la homosexualidad y muchas ofrecen instrucción no adecuada sobre el uso del condón. A pesar de que en tres cuartos del curriculum educacional a nivel nacional se hace mención del condón, sólamente el 9% incluye información sobre el uso de estos.(9) Significativamente, los estudios revelan que para que los jóvenes usen condones, ellos no sólamente deben creer que el sexo con condón es placentero, sino que también deben confiar en su propia habilida técnica para usarlo con facilidad.(10)
En 1993 se estimó que 3 millones de adolescentes (12.7%) habían desertado de la escuela secundaria. Los jóvenes que desertan de la escuela tienen frecuencias más altas de conductas que les pone a riesgo tanto del VIH como de las ETS, y tienen menos acceso a los esfuerzos de prevención. Programas de prevención mas intensivos sobre el abuso de las drogas, las ETS y el VIH deberían ser dirigidos a los estudiantes que están a riesgo de desertar de la escuela. Por ejemplo, en un vecindario urbano de la ciudad de Miami, un programa para prevenir la deserción escolar ofrece actividades impartidas por miembros del mismo grupo como parte del curso de la escuela secundaria y con derecho a créditos.(11)
Los programas dirigidos a aquellos adolescentes con alto riesgo al VIH y que son difíciles de alcanzar/localizar son muy necesarios en muchos sitios diferentes que no necesariamente sean las escuelas. En la ciudad de Nueva York, los jóvenes que huyen de sus hogares y residen en casas de refugio y que recibieron sesiones de educación intensiva, entrenamiento de habilidades y asesoría reportaron un incremento en el uso consistente del condón y una baja en las conductas sexuales de alto riesgo.(12)
En un estudio a jóvenes Afro-americanos entre los 15 y 19 años de edad de una ciudad grande de los EEUU que residían en viviendas subsidiadas por el gobierno, se descubrió que en la medida en que con la edad se incrementaba el conocimiento sobre los peligros del sexo, tambien se incrementaba la actividad sexual (del 12% de los sexualmente activos a los 9 años de edad, a un 80% a los 15). La vigilancia por parte de los padres de familia y la conducta que los jóvenes se forman de sus amigos influyeron en la actividad sexual. El comienzo a temprana edad y la prevalencia de conductas sexuales deja entrever la necesidad tan urgente de intervenciones que influyan tanto en los padres como en los hijos y en todos los ámbitos sociales.(13)
Los jóvenes homosexuales y bisexuales muchas veces se benefician del asesoramiento, de la educación impartida por miembros del mismo grupo, y del aprendizaje de ciertas habilidades cuando se hacen en forma individual. Un programa reveló que seis meses después de dicha intervención el 60% menos de los jóvenes reportó sexo anal sin protección. También se reportó el uso mas consistente del condón, un menor uso de anfetaminas y de nitrato de amyl.(14)
¿ Que es necesario hacer?
Los jóvenes son el futuro de nuestra sociedad y debe hacerse todo lo que esté en nuestras manos para poder salvar sus vidas. Una estrategia completa en la prevención del VIH utiliza muchos elementos para proteger del VIH al mayor número de gente posible. La educación con base en la escuela iniciada a temprana edad y que se repite durante la adolescencia es un elemento crucial. La educación no solo deberá brindar información sobre la transmisión del VIH/ETS, sino que deberá incluir información sobre como usar el condón, la creación de ciertas habilidades, y la actuación papeles que ayude a los adolescentes a posponer el comienzo de la actividad sexual y también ofrecer información sensible acerca de la homosexualidad, el uso de las drogas y el acohol.
La gente joven deberá recibir dos mensajes: uno promoviendo la abstinencia y atrasar la actividad sexual, el otro advirtiéndoles los peligros que traen las conductas de alto riesgo y enseñarles a protegerse a si mismos. Estos mensajes no son contradictorios, pero complejos. "No tome, y si toma, no maneje" es un mensaje de complejidad similar que ha salvado muchas vidas en las carreteras.
References:
Preparado por Lisa Krieger, Traducción Romy Benard-Rodríguez
Reproduction of this text is encouraged; however, copies may not be sold. The Center for AIDS
Prevention Studies at the University of California San Franciso is the source of this
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be e-mailed to prevention_factsheets@quickmail.ucsf.edu. ©1996, University of California
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